25/6/12

Romina salió de la cárcel pero ninguna de nosotras está en libertad


Romina Tejerina salió de la cárcel pero, ¿está en libertad después de haber pasado 9 años, 4 meses y 1 día presa por ser mujer y haber sido violada? Y lo más trágico, lo más cínico, lo más vergonzoso es que su violador no solo está libre sino que nunca fue siquiera juzgado. Todos saben quién es, dónde vive, pero el tipo está libre, no pasó un solo año, ni un mes ni un día en la cárcel. Romina salió de la cárcel pero estuvo presa 9 años, 4 meses y 1 día injustamente.

Romina salió de la cárcel pero no está en libertad. Ninguna de nosotras lo está porque en Argentina cuando violan una mujer, la principal culpable sigue siendo la mujer. El violador te viola, la policía y la justicia patronal te revictimizan y una gran parte de la sociedad te juzga aunque no lo haga directamente (a Romina la acusaron de usar minifalda, la señalaron por hacer cosas como pelearse con sus padres e ir a bailar). Y si te pasa lo que le pasó a Romina, que producto de la violación quedó embarazada, la condena se multiplica. La Iglesia, la justicia, la policía, los funcionarios, todos juzgaron a Romina por sus acciones en un momento trágico, que nadie quiere vivir, producto de una situación violenta que absolutamente nadie quiere vivir. Pero su violador nunca fue juzgado. Romina no pudo elegir, no tuvo acceso a métodos de anticoncepción de emergencia, no pudo elegir interrumpir el embarazo en condiciones seguras, que no solo no era deseado sino que era producto de una violación.

La iglesia católica sigue ejerciendo una enorme presión sobre los gobiernos nacional y provinciales: bloquean la venta de las pastillas del día después, presionan a las legislaturas provinciales, persiguen a médicas y médicos que apoyan el derecho elemental de interrumpir el embarazo y hasta bloquean la aplicación del Código Penal que reglamenta algunos casos de aborto no punible. Y las instituciones de este gobierno tienen un gran compromiso con la Iglesia Católica, un compromiso tan importante que la presidenta Cristina Fernández en persona se ha comprometido con la Iglesia a que bajo su gobierno no se legalizará el derecho el aborto y viene garantizando por acción u omisión que se obstaculice cualquier cambio, aun moderado como los que impulsan y/o apoyan diputados y diputadas oficialistas y semioficialistas. Lamentablemente, la derecha y la reacción no son el único obstáculo que debemos superar.

Las mujeres se siguen muriendo por abortar en condiciones pésimas, se siguen muriendo por consecuencias de abortos mal realizados. Muchas personas estamos a favor del derecho aborto porque es un derecho democrático elemental, porque decidir sobre el propio cuerpo es un derecho tan básico que resulta increíble –salvo que una viva en una sociedad capitalista y patriarcal– que esté en discusión a esta altura de la humanidad. Mucha gente no coincide con esto, sin embargo el aborto existe, y estar en contra de que se realice en condiciones seguras no es estar a favor de la vida, es estar a favor del aborto clandestino, es estar a favor de que mueran miles de mujeres y niñas, la mayoría de ellas pobres.

Así como durante estos 9 años, 4 meses y 1 día marchamos, peleamos, escrachamos, denunciamos y volvimos a marchar para arrancar a Romina de la cárcel vamos a  seguir haciéndolo para que no haya más Rominas encarceladas injustamente, para conquistar el derecho al aborto libre, seguro y gratuito.

Romina salió de la cárcel pero no está en libertad. Ninguna de nosotras lo está. El aborto tiene que ser un derecho, se debe realizar en condiciones seguras en los hospitales públicos y de forma gratuita. Hasta que eso no ocurra, todas seguimos estando presas.

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