6/9/13

The Masses (Ideas de Izquierda N.2)

Murillo

Por si no la leyeron todavía, la nota que escribí en el N.2 de Ideas de Izquierda ya está online en www.ideasdeizquierda.org
Publicada entre 1911 y 1917, los 80 números de The Masses reunieron arte y política con el objetivo de desnudar las miserias del capitalismo. Enfrentada a la censura y la persecución, The Masses marcó época o, quizás, estuvo marcada por una época de huelgas, revoluciones y guerras.

The Masses (Las masas) fue un mensuario de cultura y denuncia social fundado en Nueva York en 1911 por Piet Vlag, un inmigrante socialista holandés. Funcionaba como una cooperativa y su objetivo había sido fundar una revista socialista ilustrada que atrajera a los trabajadores a la literatura y el arte en general. Y aunque Vlag abandonó el proyecto rápidamente, la revista había reunido a jóvenes artistas, escritores y periodistas, muchos de ellos militantes y simpatizantes del Partido Socialista.Aunque no tenía afiliación política directa, The Masses era ferviente defensora de las luchas obreras, las huelgas, el movimiento sufragista y desde sus páginas denunciaba las desigualdades sociales del capitalismo. En 1911, siguió muy de cerca el incendio de la fábrica textil Triangle Shirtwaist Factory, que se transformó en un símbolo de la lucha de la clase trabajadora, en particular de las mujeres obreras. John Sloan, uno de los editores artísticos de la revista, que estuvo en la escena del incendio, escribió sobre una de sus caricaturas políticas: “Un triángulo [en referencia al nombre de la fábrica en inglés Triangle] negro que dice en cada uno de sus lados RENTA, INTERESES, GANANCIAS, la muerte de un lado, un capitalista gordo del otro y el cuerpo carbonizado de una chica en el centro”.

Nueva época
En 1912, los escritores y artistas que sostuvieron la revista eligen a Max Eastman como editor. Eastman había culminado su doctorado en Filosofía bajo la tutela de John Dewey y era parte de varios movimientos radicales, partidario del sufragio femenino y antibelicista. En agosto, luego de una charla con Sloan y otros miembros del staff, recibió un telegrama: “Fue elegido editor de The Masses. Sin sueldo”. En el primer número de la nueva época, su editorial en forma de manifiesto decía:

Una revista libre. Esta revista es propiedad colectiva y es publicada colectivamente por sus editores. No tiene dividendos que pagar, y nadie quiere hacer dinero con ella. Es una revista revolucionaria y no reformista; con sentido del humor y sin respeto por los respetables; franca, arrogante, impertinente, en búsqueda de las causas reales; una revista dirigida contra la rigidez y el dogma allí donde se encuentren; publica lo que es demasiado crudo o demasiado cierto para la prensa comercial; una revista cuya política en última instancia es hacer lo que se le da la gana y no conciliar con nadie, ni siquiera con sus lectores. Existe un lugar para esta publicación en Estados Unidos. Ayúdenos a encontrarlo.

La revista se sostenía con el trabajo de los artistas, periodistas y escritores (ninguno de ellos cobraba, salvo un asistente) y la suscripción por correo, una costumbre muy extendida en Estados Unidos. Las decisiones se tomaban en reuniones editoriales colectivas, donde a menudo las discusiones sobre la libertad en el arte, la inminente guerra y las huelgas dividían a los miembros.La nueva época va a estar signada por la participación de los artistas (pintores e ilustradores) y la publicación de autores, poetas y periodistas jóvenes de orientación radical y socialista como John Reed, Louise Bryant, Carl Sandburg, entre otros. Una de las marcas registradas de The Masses serán las tapas. En cada número, los editores publicaban ilustraciones, algunas veces viñetas y sus páginas estarán pobladas de sátira social. Varios de los artistas que colaboraron con The Masses conformarían más tarde la Escuela Aschan, que buscaba retratar la vida cotidiana de las ciudades, especialmente la vida de los trabajadores y las clases populares. Uno de los rasgos distintivos, sin embargo, era que a diferencia de los artistas del siglo XIX que retrataban la vida con un dejo de patetismo y tristeza, las ilustraciones de The Masses estaban llenas de vida y color, con el objetivo de hacerlas atractivas, y también por qué no, dejando entrever su optimismo en la a clase obrera.

Huelgas, revoluciones y guerra
La revista seguía de cerca la mayoría de las huelgas importantes de la época. En 1912 fue la huelga minera de Paint Creek-Cabin, que exigía aumento de salarios, reconocimiento del sindicato y el contrato colectivo. En 1913, la huelga de Paterson Silk, innovadora en la organización de la solidaridad siguiendo los pasos de la huelga de Lawrence del año anterior. The Masses apoyó también campañas políticas del Partido Socialista.

Una de las figuras con las que más simpatizaba era con Big Bill Haywood, dirigente de la Industrial Workers of the World (IWW), organización que reunía los ideales socialistas y la organización dinámica de trabajadoras y trabajadores, los principales intereses de los jóvenes que militaban o simpatizaban con los socialistas. Difundía también los procesos revolucionarios fuera de su país, a través de las crónicas de periodistas revolucionarios de la talla de John Reed. Fue The Masses, la que recolectó el dinero que llevó a Reed a la Rusia revolucionaria, desde donde escribiría los famosos relatos luego reunidos en Diez días que conmovieron al mundo.
La revista fue famosa por su antibelicismo. Su oposición a la Primera Guerra Mundial le valió varios juicios, encarcelamientos y multas. Los editores apuntaron rápidamente contra la guerra y rechazaron la participación de EE. UU. en un enfrentamiento que veían motorizado por intereses imperialistas. Publicaron caricaturas grotescas con banqueros gordísimos, que se enriquecían con la empresa bélica, que les costaron más de un juicio.
Uno de los motivos que aceleró el final de The Masses fue la acusación contra sus editores por conspirar y obstruir la conscripción de los soldados en EE. UU.. En julio de 1917 el Correo Central declaró que no iba a distribuir el número de agosto, amparándose en la Ley de Espionaje de 1917 (por conducta antipatriótica), y revocó el permiso necesario para la distribución. Aunque dejó de publicarse ese mismo año por la imposibilidad de distribuirla, en 1918 Eastman1, Reed y otros miembros del staff fueron juzgados (con multas de 10.000 dólares y penas de 20 años de cárcel), aunque fueron absueltos por falta de evidencias. La absolución solo confirmó lo obvio: el único objetivo de los cargos era la persecución de los periodistas y artistas por su posición ante la guerra. A pesar de su relativamente corta vida, The Masses marcó su época, uniendo arte y política para desnudar las miserias del capitalismo norteamericano, dentro y fuera de sus fronteras.

Notas
1 Max Eastman publicará más tarde The Liberator, que no alcanzó el éxito de su predecesora. Viajó a la URSS, donde conoció a Trotsky, con quien mantuvo una amistad durante varios años, y fue su colaborador durante el exilio del revolucionario ruso. Sin embargo, años más tarde, luego de la crisis de la década de 1930 dio un giro conservador y abandonó sus ideas socialistas.

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