11/12/14

Mujeres negras: el Ferguson invisible

Para La Izquierda Diario



El asesinato de Michael Brown dejó en evidencia el carácter racista de la sociedad estadounidense. La brutalidad policial no distingue géneros, pero los asesinatos de mujeres negras son invisibilizados en los medios.


El asesinato de Michael Brown dejó en evidencia el carácter racista de la sociedad estadounidense. La brutalidad policial no distingue géneros, pero los asesinatos de mujeres negras son invisibilizados en los medios.
La impunidad de la brutalidad policial es la expresión más aguda, la manifestación evidente del racismo, que pervive en la sociedad norteamericana, discrimina y margina al 13 % de su población. Las mujeres negras representan un sector sobre el que recaen prejuicios “cruzados”, por su género, su raza, y especialmente sobre las pobres, por su clase.
El Malcolm X Grassroots Movement, un organismo de derechos humanos de la comunidad afroamericana, asegura que una persona negra es asesinada por la Policía o fuerzas represivas cada 28 horas. Y desde el asesinato de Brown, se calcula que la Policía asesinó 14 adolescentes, incluyendo a Tamir Rice de 12 años.
Sería ingenuo creer que la ausencia de víctimas femeninas de la violencia policial en los medios se corresponde con la ausencia de víctimas. Después de todo, los medios de comunicación no transmiten la realidad, solo son una forma de verla y no casualmente esa forma responde a prejuicios y sentidos comunes, que este caso combinan racismo y sexismo.
Desde la época de los linchamientos hasta la brutalidad policial contemporánea, la imagen de la víctima de la violencia racial institucional es masculina. Esa construcción hace que las mujeres y niñas asesinadas por la Policía sean vistas como rarezas o excepciones, cuando en realidad han sido objeto de vejámenes y humillaciones racistas a lo largo de la historia.
La revista Bitch explica que los nombres de las mujeres negras asesinadas por la Policía rara vez se quedan en la memoria de la gente y no tienen el mismo protagonismo en los medios que casos como el de Brown o Garner. “El sexismo impacta en todos los aspectos de la vida de las mujeres negras, incluida la forma en la que somos tratadas, o no mencionadas, en los medios después de nuestras muertes. Aun así, nuestra experiencia con las fuerzas de seguridad es muy similar a la de los hombres”.
La invisibilización de las muertes es el punto más alto de la desigualdad y la discriminación que caen sobre las mujeres afroamericanas por su género y su raza (sumado a que la mayoría es pobre).
Morir es un posibilidad, vivir en la pobreza una certeza
Desempleo. La tasa de desempleo es significativamente más alta entre las personas negras: 12,2 % contra 6 % entre personas blancas (2013). Y aunque el desempleo femenino bajó de 6,2 % a 5,7 % el último año, ese descenso fue desigual: entre las mujeres negras sigue estando por encima de la media, 10,8 %.
Salarios. Según el último censo, el 13,1 % de las mujeres de la clase trabajadora son afroamericanas. A su vez esas mujeres representan el mayor o único ingreso del 53 % de los hogares negros.
Las mujeres de conjunto ganan en promedio 77 centavos por cada dólar que gana un varón. Para las mujeres negras la brecha salarial es “doble”, reciben 64 centavos por ese dólar. Ganan un salario menor que los varones negros y que las mujeres blancas.
Esta brecha “doble” las coloca en el escalón más bajo de la seguridad social. Una mujer negra deberá subsistir con un tercio de los ingresos promedio de un varón blanco al momento de jubilarse.
Pobreza. El último censo de pobreza (2011) arrojó el dato escabroso de que en Estados Unidos 3 de cada 10 personas son pobres. La tasa de pobreza femenina es la más alta en los últimos 20 años (14,6 %), y esa tasa casi se duplica entre las mujeres negras (25,9 %).
Las mujeres negras tienen más posibilidades que sus compañeras blancas de ser una trabajadora pobre (ingreso por debajo de la línea de pobreza). De hecho las duplican, con un porcentaje de 14,5 % contra 6,6 %.
Estas diferencias construyen una desigualdad brutal. Para citar un ejemplo: una mujer blanca soltera entre 35 y 49 años posee una “riqueza” (entre ingresos y bienes propios) promedio de 42.600 dólares, un poco más de la mitad que un varón blanco (70.300 dólares). Una mujer negra del mismo grupo etario posee una “riqueza” de 5 (cinco) dólares.
La diferencia es aguda, y explica la dependencia de una gran parte de mujeres negras de la ayuda estatal. Los bajos salarios las condenan a los barrios pobres con malas condiciones de vivienda, sin acceso a salud y educación de calidad. Esto no ha hecho más que alimentar a lo largo de la historia una cadena constante de marginación y estigmatización.
Invisibles. Aiyana Stanley-Jones, Darnesha Harris, Mackala Ross, Delores Epps, Eleanor Bumpurs, Karen Day, Malissa Williams, Shantel Davis, Shelly Frey, Tyisha Miller, Yvette Smith, Tanesha Anderson, Michelle Cusseaux. Todas ellas (que no son todas) son Michael Brown y Eric Garner, sus asesinatos están impunes, pero sus nombres no salen en el diario (a lo sumo son “mujer resulta muerta”). El silenciamiento no es más que el último eslabón de una cadena de violencia económica e institucional que recae sobre las mujeres negras. Ignorar sus muertes es solo la confirmación del desprecio por sus vidas.
Fuentes: American Progress, National Partnership for Women and Families, Malcom X Grassroot Movement, Bureau of Labor Statistics (2010).

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