27/7/09

Degradación en envase rosa


Reflexión al paso: La degradación de las mujeres viene en envase chico... y rosa
El fin de semana mis neuronas fueron atacadas por la publicidad de Vanish (un producto que en Argentina es relativamente nuevo, jamás lo probé pero es muy conocido).
La publicidad es realmente sencilla: un niño de unos 6 años (un varón) está sentado en un banquito con un libro en sus manos y le pregunta a su mamá: "Mamá, ¿qué es la frustración?"
La madre responde con convicción, al mismo tiempo que llena el lavarropa con carga horizontal: "Frustración es cuando no puedo sacar las manchas de la ropa" ... Y así se sucede una breve cadena de por qués del niño y respuestas de la madre (ahora acompañada por la señora Vanish)
No puedo sacarme de la cabeza la cara de la mamá respondiendo "Frustración es cuando no puedo sacar las manchas de la ropa" ¿Acaso no era suficiente para los publicitarios -y más uqe seguro publicitarias- la condena del ser femenino al perímetro del hogar? Había que agregar además un límite aun mayor a nuestro pobre lugar en los medios: nuestros sentimientos no logran salir ya del lavadero.
Publicidad y machismo es como decir queso y dulce, casi no se reconocen el uno sin el otro. Y no será ni la primera ni la última ni la peor. Porque, claro está, la publicidad no existe más allá de la sociedad que la nutre y el consumo para el cual funciona y es funcional... Y si la publicidad fue funcional en su momento a la reproducción de electrodomésticos en la segunda posguerra, cuando millones de mujeres fueron devueltas (con una amable patada) al hogar, nada le cuesta machacar por una vez número mil el degradado lugar que las mujeres tenemos en esta sociedad y en sus medios de comunicación.
Lo más chocante es la sutileza del mensaje, casi imperceptible al ojo rápido del zapping. Porque es difícil decir que a uno le gusta una publicidad horriblemente racista y criminalizadora (por decir algo elegante) de la pobreza y las personas pobres como es la de "Puertas Pentágono"... Pero es más fácil que pase desapercibida la degradación de las mujeres, especialmente cuando se trata de temas como la reflexión intelectual: ¿acaso a alguien le importa si mamá es inteligente? Nadie dudará de su cariño y su dedicación, pero el varoncito de Vanish seguramente la próxima duda existencial que tenga irá corriendo a preguntarle a su padre, quien seguramente le dará una respuesta más útil para su vida que "Frustración es cuando no puedo sacar las manchas de la ropa" ...
Porque esa degradación es algo inherente a la sociedad capitalista actual: de forma más o menos elegante o políticamente correcta, las mujeres somos oprimidas.
(*) Largo paréntesis: y esa opresión, (menos) claro está también, no es la misma en el despacho de la ejecutiva de una empresa que en la cocina de la casa de un ama de casa, la caja de un supermercado donde la cajera pasa 10 o más horas o el diminuto escritorio de un callcenter donde la operadora atiende llamados sin parar durante todo el día...

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