11/12/08

Settlement en Chicago


Una visión desde Estados Unidos (la sintonía política internacionalista)

Este artículo es anterior al final del conflicto hoy: En este comunicado del sindicato UE está el acuerdo: lo más importante es que se logró el pago de los 60 días de preaviso y las vacaciones adeudadas... Pero además el sindicato y las/os trabajadoras/es votaron organizar una fundación (es extraño como se expresan las cosas de formas tan diferentes, en Argentina creo que haríamos un comité o una coordinadora, en EUA hacen una foundation) para pelear por la reapertura de la fábrica.
Más allá del resultado concreto, la lucha de Republic y su (inesperada) repercusión nacional pusieron sobre el tapete una alternativa diferente, creo que eso es lo más valioso y la reflexión más interesante que deja este conflicto que se dio en medio de un mar de despidos, y cuando los grandes sindicatos están sentados a la mesa de los que hablan de los sacrificios que habrá que hacer (está claro que no serán ellos)...

//Una fábrica ocupada en Estados Unidos//

El viernes 5 de diciembre los trabajadores de Republic Doors & Windows, fábrica de puertas y ventas de Chicago, votaron ocupar la fábrica ante el repentino anuncio de cierre, hasta que la patronal pague vacaciones adeudadas e indemnizaciones. El mismo día que el gobierno anunció que se habían destruido más de 500.000 puestos de trabajo en noviembre (2 millones en 2008), 250 trabajadores y trabajadoras mayoritariamente latinos (80% de la fábrica) decidieron no agachar la cabeza. Con una enorme crisis social de fondo, una desocupación del 6.7% (o 12.5% considerando a quienes ya no buscan trabajo y los subempleados), la lucha de Republic puede transformarse en un primer paso de resistencia frente a los despidos y la crisis.

“A ustedes los salvaron, a nosotros nos entregan”

La patronal violó una ley laboral elemental que exige un preaviso de 60 días y no le pagó a los trabajadores sueldos ni vacaciones adeudadas, mucho menos indemnizaciones. Aunque los trabajadores aseguran que los libros de pedidos no anunciaban una crisis como la que pintan los patrones, la excusa de los empresarios es la falta de crédito para seguir funcionando.

Uno de los factores más irritantes y que provocó una ola de adhesiones a la lucha de los obreros y obreras es que el banco que retiró el crédito que financiaría los sueldos y otros gastos es nada menos que ¡el Bank of America!, que recibió 25.000 millones de dólares como parte del gigantesco rescate que realizó el gobierno con dinero público. Por eso, una de las consignas más repetidas es “A ustedes los salvaron, a nosotros nos entregan”. El fin de semana pasado la fábrica fue visitada por políticos y dirigentes sindicales, al margen de la gran solidaridad de la comunidad latina, trabajadores, estudiantes y vecinos de Chicago.

El escandaloso rescate a los bancos e instituciones financieras ayer denunciado por algunas manifestaciones, hoy es cuestionado nuevamente y explica la amplia cobertura nacional del conflicto y las presiones que está recibiendo el banco para reanudar el crédito. Es que las empresas medianas como Republic (con cerca de 300 trabajadores, aunque en el pico de la burbuja inmobiliaria llegó a 700) son un sector particularmente sensible a la crisis en curso, ya que dependen estrechamente del crédito bancario. Además, según el Censo oficial (Bureau Labour Stadistics), en empresas como Republic es donde trabaja el 80% de los trabajadores (empresas con menos de 1.000 empleados). Al margen de esta realidad, estos empresarios “medianos” han respondido a la crisis como los capitalistas de todos los tamaños: descargando los costos sobre los hombros de los trabajadores. Y los empresarios como la Asociación de Manufactureros de Illinois teme que la lucha de Republic se transforme en un emblema entre las fábricas que enfrentan dificultades similares con los créditos.

Una lucha testigo

El método de lucha que eligieron los trabajadores, la ocupación y la “sit-in” como la llaman en EE.UU. (sentada dentro de la fábrica), no se utiliza desde la década de 1930, cuando se llevaron a cabo grandes huelgas como Auto Lite en Toledo o General Motors en Michigan (ver suplemento Lucha de Clases Nº 6), que desafiaron a la patronal que aceleraba los ritmos de producción en las fábricas para recuperarse de la crisis. Más allá de ejemplos aislados, nunca desde esa época, los trabajadores ocuparon los lugares de trabajo, método que puede amplificarse en una situación donde se multiplican los despidos y hay menos posibilidades de conseguir empleo. La lucha de los trabajadores de Republic plantea, más allá de su peso en la economía, un importante precedente para la lucha de la clase obrera. La acción de los trabajadores de Chicago tiene además un enorme peso simbólico, ya que la ocupación y la acción directa son algo poco común en las medidas de presión impulsadas por la burocracia sindical, y por eso ha ganado enorme simpatía entre los trabajadores.

Burócratas sindicales, diputados, el gobernador y hasta el mismo Obama han salido rápidamente a decir que los obreros “tienen razón” en pedir lo que les corresponde. Es que los une el espanto que les genera la acción directa de los trabajadores, quieren evitar a toda costa que esta lucha se transforme en un ejemplo en medio de una ola de despidos. Por eso no cuestionan que los empresarios descarguen la crisis sobre los trabajadores, ni los burócratas ni los políticos patronales exigen que se reabra la empresa o se investiguen sus libros de contabilidad, ¡ni siquiera cuando hay rumores de que los patrones estarían abriendo una fábrica similar en otro estado! Es vital que los trabajadores no se dejen chantajear por la “falta de crédito” o los resultados de los malos negocios de los patrones. Ante los cierres y despidos es necesario luchar por la nacionalización sin indemnización de estas empresas bajo control obrero. Al cierre de esta edición todavía se llevaban a cabo las negociaciones, ya que aunque el banco había accedido a un “préstamo limitado”, el sindicato UE dijo que no se había llegado un acuerdo.

“Ahora somos un ejemplo para muchos trabajadores si las empresas los tratan injustamente”, “Esto va a cambiar algo”, decía un obrero en la puerta de Republic. Los trabajadores y trabajadoras de Republic deben triunfar y así afirmar una vez más que existe una alternativa a la que ofrece la burocracia conciliadora que no se cansa de entregar los derechos de la clase obrera. Un triunfo de Republic fortalecería de conjunto a una clase que viene siendo duramente castigada y tiene grandes desafíos por delante.

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