13/6/08

Lilly y Lenin

En este post de Pauline hay un artículo interesante sobre la diferencia salarial de las mujeres trabajadoras en Estados Unidos, que cuenta la historia de una empleada de Goodyear.
(La foto se la robé a su blog también)

La reflexión general es interesante, sin embargo, renga... Le falta una pata. La periodista que escribe el artículo hace una denuncia muy buena de la Corte Suprema norteamericana, de cómo las empresas ignoran las leyes votadas y remendadas por las y los legisladores.
Pero no menciona (por distracción, interés o lo que sea) que las divisiones partidarias son mínimas cuando se trata de los derechos laborales. Porque no se trata sólo de un rechazo del Partido Republicano, aunque ciertamente no tiene la mejor trayectoria en leyes que alienten la igualdad (aunque más no sea formal) legal de las mujeres, como igual salario a igual trabajo.
Sin embargo es como mínimo una visión interesada no decir una palabra del Partido Demócrata, que pone cotidianamente un enorme grano de arena en la estructural legal y administrativa que hace que trabajadoras y trabajadores vean pisoteados sus derechos.
Digo interesada sobre todo porque hasta hace una semana una de las personas en carrera para la candidatura presidencial demócrata era una mujer: Hillary Clinton. Y hasta no hace mucho, se la presentaba como una candidatura abrazada por muchos sectores feministas (también es cierto que muchas organizaciones no la apoyaron... apoyaron a Obama). Y también hay que recordar que Hillary Clinton se presentó como la candidata de la clase obrera industrial, como defensora de los derechos de trabajadores y trabajadoras y los sectores empobrecidos.
Y aunque es innegable que los dos gobierno de Bush representaron una consolidación de esa estructura anti-obrera, si hay una apellido que tintinea cada vez que se piensa en condiciones de empleo y derechos es Clinton: empleos basura, destrucción de la seguridad social, bajos salarios... y durante esos años como suele pasar las mujeres como Lilly fueron las más perjudicadas.
Sí tiene mucha razón la autora en que suena antiguo hablar de discriminación sexual a esta altura del partido, pero es la realidad cotidiana la que nos da una cachetada de vez en cuando para recordarnos que (al decir de Lenin) "la igualdad ante la ley no garantiza la igualdad ante la vida".

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